BUSCANDO AL CANDIDATO
A día de hoy el PSOE sigue sin candidato. Y no me extraña. Hay que ser un kamikace para hacer frente a la herencia Molina. En fin, esperemos que antes de las elecciones nos regalen un nuevo careto.
Yo, de todas formas, voy a colaborar en la búsqueda del "candidato perdido" proponiendo a esta chica, que al menos está muy buena y nos alegrará la vista en las sesiones plenarias.
¿A que vosotros también la votaríais?

2 comentarios
Mario -
Ok Gonzalo. Me gusta que la gente practique la democracia en su más amplio espectro.
Un saludo, y gracias por tu información.
gonzalo -
Atrás quedaba «una etapa germinal» de dos años de actividad política en la que los promotores de DN orga¬nizaron dos universidades de verano para «la creación consenso, la definición de conceptos y el estableci¬endo de vías estratégicas para el entonces futuro mo¬vimiento político», según relata el órgano de expresión Democracia Nacional, en su primer número de mayo de1995.
Los miembros del Instituto de Estudios Sociales (IES), una plataforma formada por destacados militan¬tes de CEDADE, Vanguardia Nacional Revolucionaria, Juntas Españolas y Nación Joven, principalmente, deci¬dieron crear el Proyecto lES, cuya primera actividad la universidad de verano realizada en Cazorla, en los meros días de agosto de 1993, bajo el lema «El Futuro ¬de la lucha nacional». Como resultado de los debates, nació el documento El Futuro de la lucha Nacional Revolucionaria, con una conclusión central: era urgente a renovación en profundidad de la lucha nacional ra salir de la marginalidad política.
En su capítulo de «Estrategia», este grupo neofascista ¬habla de la «tesis de la crisis del Sistema» y define dos tramos en su actividad con los siguientes rasgos estratégicos:
«1. Período conservador: a) El movimiento se pre¬sentará como perteneciente al Sistema y dará la impre¬sión de querer solucionar desde dentro las contradicciones de éste. Así podrá hacerse un hueco político en el Sistema; b) Su estrategia será negativa y puntual: su di curso será una denuncia sistemática de los problemas concretos del Sistema: paro, inmigración, droga, delincuencia, ecología... No pretenderá ningún cambio estructural positivo.
»2. Período revolucionario. Cuando la degradación del Sistema sea ya muy evidente habrá llegado. momento de denunciar su inviabilidad y apostar públicamente por un nuevo proyecto social. Entonces que hacer propuestas estructurales concretas. El proyecto tendrá que ser racionalmente superior al sistema, y esto significa que tendrá que respetar e incorporar las conquistas positivas de la Modernidad. Un can histórico revolucionario no tiene por qué ser violento ni caótico. Puede perfectamente ser ordenado y progresivo.
No hay que perder de vista esta explicación que origen a la confluencia de diversos sectores neonazi Democracia Nacional. Según el Proyecto lES, los nacional-revolucionarios distinguen tres etapas en su cha: la clásica, la marginal y la futura. La primera y fundacional, se inscribe en el primer tercio del siglo y termina en 1945. «En España matizan por considerar que, en determinados aspectos, esta e prolonga hasta 1975.» Durante este período, se autonomía histórica del fascismo y su contacto cor. realidad popular. La etapa marginal comienza en y llega hasta hoy. Durante ella, se carece de «autonomía histórica» y de contacto con la realidad.
Pero los neofascistas que desembocarían en DN tienen por delante una etapa futura. «Es nuestra tesis criben en el documento citado que el futuro de cha nacional pasa necesariamente por recuperar características de la etapa clásica: autonomía histórica y contacto con la realidad. Hay que remarcar que para esto será necesario abandonar la referencia al pasa-Ahora bien, para que este nuevo estilo de lucha sea posible es necesario contar con la futura debilidad del Sistema.»
Pertrechados con semejante análisis, en su siguiente universidad de verano, realizada en Burgos entre el 1 y 5 agosto de 1994, el Proyecto lES se planteó, según su texto de convocatoria, una «Renovación de la Lucha Nacional» que debía «plasmarse en contenidos lo su¬ficientemente concretos como para que, en una etapa inmediata, estemos en condiciones de presentar a nuestros compatriotas una opción política capaz de captar seriamente su atención». Los títulos de su temario evi¬denciaban el deseo de novedad: «Por una nueva demo¬cracia. Por una nueva política económica», «Por unas nuevas relaciones internacionales», «Por una nueva polí¬tica ecológica» y, naturalmente, «Por una nueva idea de España».
Como resultado, crearon Alternativa Democrática Nacional y, fieles al análisis estratégico que los sitúa en el período conservador», dieron el salto y se convirtieron en Democracia Nacional, un partido inscrito en el Minis¬terio del Interior, con el numero 593, el 25 de mayo de 1995, que comenzó su andadura desmarcándose de las citas y ritos tradicionales del universo ultra español. Jamás se les vio en ninguna celebración del 20-N, ni en actos políticos tradicionales de la extrema derecha autóctona. Hasta que llegara el ansiado «período revolucionario», habían decidido emprender una andadura independien¬te con otra imagen, defendiendo un programa político hicieron público el 5 de abril de 1995 y definieron como un «contrato con los españoles ante la profunda crisis modelo de sociedad».